Rafael DeSoto: Puertorriqueño que pintó Portadas Pulp
|Rafael DeSoto: Un talento boricua que dio vida al vibrante mundo del arte Pulp pintando icónicas portadas para sus publicaciones
Arte Cultura y Entretenimiento | Redacción/ Escrito por Javier Martínez | Visit [a] TintaADiario en Facebook

Rafael DeSoto: El Puertorriqueño que Conquistó las Portadas Pulp
Un talento boricua que dio vida al vibrante mundo del arte pulp
Rafael María de Soto y Hernández, nacido el 18 de febrero de 1904 en Aguadilla, Puerto Rico, es una figura clave en la historia del arte Pulp, un género que marcó la cultura popular estadounidense entre los años 20 al 50. Este puertorriqueño, con su estilo audaz y dinámico, se convirtió en uno de los ilustradores más prolíficos de las portadas de revistas pulp, publicaciones de gran tirada, económicas y llenas de historias vibrantes que capturaban la imaginación de millones.

DeSoto era puertorriqueño de tercera generación de ascendencia española, enfrentó tiempos difíciles tras la muerte de su padre en 1915, fue enviado a estudiar al Seminario San José en San Juan. Allí, su talento artístico fue descubierto por un sacerdote, quien lo animó a tomar clases con el pintor español, Fernando Diaz Mackena. Aunque estaba destinado a ser sacerdote, DeSoto decidió seguir su pasión por el arte. En 1923, a los 19 años, se mudó a Nueva York con un familiar, donde estudio un año arquitectura y luego comenzó su carrera en el competitivo mundo de la ilustración. Algunas anécdotas de esos primeros años y la increíble declaración de que tan solo tenía una clase formal (de acuarela ) cuando comenzó, están expresados en el reportaje de 1942 del diario EL MUNDO que al final les incluyó. Algunos reportajes indican que paso por varios estudios donde aprendió a perfeccionar su técnica.
Las portadas pulp, conocidas por su intensidad visual y temáticas que iban desde el crimen hasta la ciencia ficción, fueron el lienzo perfecto para DeSoto, que intentó el Fine art en sus inicios pero vio la oportunidad de hacer la vida con estas portadas y en ocasiones comics, que pagaban mejor por las entregas, y si eras soltero y rápido en la labor plástica, podrías hacer una vida cómoda, a diferencia del arte de estudio que requería encontrar personas interesadas en un retrato o en algún tema en particular, esto tomaba más tiempo de realizar y no le proveía ingresos estables de la misma manera que el arte comercial.
A partir de 1930-32, trabajó para editoriales como Popular Publications, editora que fue una de las mayores de revistas pulp durante su existencia, llegando a publicar hasta 42 títulos diferentes por mes. DeSoto creó para variadas compañías como Thrilling y Five Novels Monthly, en Popular Publications creo portadas para títulos icónicos como The Spider, Dime Detective y Black Book Detective. Pero participó en decenas, como: New Detective Magazine, Dime Detective Magazine, Thrilling Mysteries y muchas mas. Su estilo, cargado de colores vivos, figuras dramáticas y escenas de acción, capturaba la esencia de historias de detectives, vaqueros y héroes pulp. Durante la Segunda Guerra Mundial, el artista no fue reclutado al servicio militar por condición médica (diabetes), lo cual le permitió continuar su labor y consolidarse como uno de los artistas en la industria pulp y de ilustración de libros de esa época.
El artista no acostumbraba a firmar su trabajo comercial ( a menos que se pidiera, dato indicado en la entrevista que incluimos) a diferencia de su arte Fine Art. Su firma apareció en variantes como: Raphael De Soto, Rafael M de Soto, y R de Soto y la página pulpartists comenta que se pensó que hasta creo obras con el seudónimo Irene Endris, pero la publicación aclara que esto no fue así, te dejo el enlace para que explores más este tema.
En los años 50, el declive de las revistas pulp por los libros de bolsillo, empujó a DeSoto a diversificar su portafolio. Durante este período, se convirtió en un ilustrador destacado para editoriales de libros de bolsillo, un formato que ganó popularidad. Trabajó para compañías como Ace Books, Bantam Books, Dell Publishing, Lion Books, Signet y Pocket Books, creando portadas para novelas de géneros variados, desde crimen y misterio hasta ciencia ficción. Una de sus obras más icónicas de esta época fue la portada de H Is For Heroin (1952) para Lion Books, cuya imagen capturó la crudeza del tema con un estilo dramático y evocador que definía su trabajo. También ilustró la primera edición en rústica de The Haploids (1953) de Jerry Sohl, mostrando su capacidad para incorporar elementos de ciencia ficción en sus composiciones.
Además de los libros de bolsillo, DeSoto incursionó en revistas “slick” (publicaciones de mayor calidad, como The Saturday Evening Post) y revistas de aventura masculina, como Action For Men, Adventure, Battle Cry, For Men Only y True Adventure. Estas publicaciones, dirigidas a un público masculino, requerían ilustraciones de acción intensa, con escenas de guerra, aventuras exóticas y héroes intrépidos, un terreno donde DeSoto destacaba por su uso de colores vibrantes y composiciones dinámicas. Sus portadas e ilustraciones interiores para estas revistas capturaban la atención con figuras heroicas y escenarios llenos de tensión, manteniendo la energía de sus días en los pulps.
Un hito personal en esta etapa fue su apoyo a Gloria Stoll, una joven artista a la que descubrió en 1941, pero cuyo impacto se extendió hasta los años 50. DeSoto la inspiró a seguir una carrera en la ilustración comercial, cuando ella había desechado su portafolio a la basura, pero gracias a un encargado del edificio donde ambos vivían que salvó su portafolio y se lo mostró a DeSoto, este la patrocino para que ella lograra éxito como ilustradora pulp antes de dedicarse a la pintura abstracta.
DeSoto estuvo casado dos veces, la primera con la modelo Francés Mason (Frances DeSoto) que entre noviazgo y matrimonio estuvieron unos trece años y, Francés muere de cáncer en 1946 y la pareja no tuvo hijos. En 1951, DeSoto se casó con Audrey Skaare (Audrey DeSoto), también modelo, de Long Island, con quien tuvo cuatro hijos: Rafael, John, Maria y Lisa. Su hijo Rafael se dedica tambien al arte y cada cumpleaños de su padre le recuerda en posts de facebook, compartiendo alguna foto u obra del artista.
Otros Puertorriqueños en el Arte de la Ilustración
DeSoto no fue el único boricua que brilló en la ilustración durante esta era. Los años 40 y 50 marcaron el comienzo de una presencia puertorriqueña en los cómics y el arte comercial en Estados Unidos, especialmente en Nueva York, donde muchos migrantes boricuas buscaban oportunidades. Alex Schomburg, otro aguadillano, nacido un año después de DeSoto, fue un pionero en los cómics de la Edad de Oro. Trabajando para Timely Comics (precursor de Marvel) entre 1940 y 1946, Schomburg ilustró portadas para personajes como Captain America, Namor the Sub-Mariner y Human Torch. Sus portadas, llenas de acción y colores vibrantes, compartían el espíritu dinámico de DeSoto, aunque Schomburg se enfocó más en superhéroes que en pulps.
Ruben Moreira, del cual hemos escrito antes, también basado en Nueva York, fue otro talento puertorriqueño que destacó en los años 40 y 50. Trabajó para Fiction House en los 40, ilustrando títulos como Planet Comics, y en 1945 asumió el arte del cómic dominical de Tarzan. Para 1949, creó el personaje Roy Raymond para DC Comics y trabajó en títulos como Western Comics, House of Mystery y House of Secrets. Aunque Moreira incursionó en los pulps, su carrera se centró más en los cómics, mostrando la versatilidad de los artistas boricuas en un mercado competitivo.
Estos artistas, junto a DeSoto, representaron una diáspora puertorriqueña que no solo participó en la cultura popular estadounidense, sino que ayudó a definirla. Mientras DeSoto pintaba detectives y vaqueros, Schomburg y Moreira llevaban el arte boricua a los cómics de superhéroes y aventuras, creando un legado que inspiraría a futuras generaciones.
Rafael DeSoto painted thousands of pulp covers from 1934 through the 1950s and the end of the pulp era, for titles such as Ace G-Man Stories, Ace Sports, All Detective, Black Book Detective, Champion Sports, Dime Detective, Dime Mystery, Phantom Detective, Popular Detective, The Spider, Ten Detective Aces, Terror Tales, Thrilling Detective, Western Aces, and Western Trails. In the 1950s, he began producing paperback book covers for Ace, Bantam, Dell, Lion, Signet, and Pocket Books. He also painted many covers and interior story illustrations for men’s adventure magazines, such as Action For Men, Adventure, Battle Cry, For Men Only, and True Adventure. texto publicado en The Art of Rafael DeSoto | Texto publicado en The Art of Rafael DeSoto
El Legado de DeSoto y su Pasión por Enseñar
Para 1964, con los pulps prácticamente extintos y los libros de bolsillo dominando el mercado, DeSoto decidió dar un giro a su carrera. A los 60 años, aceptó un puesto como profesor de arte en la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY) en Farmingdale, donde enseñó durante una década. Su amor por el arte no se limitó al aula; continuó ofreciendo clases privadas en su estudio hasta el final de su vida, además de realizar retratos por encargo, mostrando un lado más íntimo de su arte.
Rafael DeSoto falleció el 24 de diciembre de 1992, a los 88 años en el Long Island hospital, dejando tras de sí miles de portadas que definieron una era, Su hijo Rafael tiene identificadas 800 para un proyecto web que aun no se culmina, pero otros estiman que son miles. El artista creó también cientos de pinturas de paisajes, retratos, naturalezas muertas y marinas, entre muchas otras temáticas, una muestra de ellas se pueden ver tocando este enlace. En 2019 se publicó el libro The Art of Rafael DeSoto por la editorial The Illustrated Press y he conseguido una publicación en PDF titulada The Artwork Of Rafael DeSoto (compiled by DjF du Marais) que aunque tiene una entrevista un poco trastocada te permite tener una copia de referencia de su trabajo. Aquí tambien puedes leer y ver algunas publicaciones de esa época que ya son de dominio publico como The Phantom Detective con portada del artista. Si deseas ver un archivo amplio de la obra de revistas y libros, portadas pintadas por Rafael DeSoto visita la galería de Flicker de Michael Studt
He intentado reunir información de varias fuentes para que en Puerto Rico se conozca y se hable acerca del legado del artista Rafael Maria de Soto y Hernández a la cultura popular. Su historia es un testimonio del talento boricua que conquistó un escenario global.
Fuentes:
- https://www.budsartbooks.com/product/the-art-of-rafael-desoto/
- https://stuartngbooks.com/products/the-art-of-rafael-desoto
- https://sf-encyclopedia.com/entry/desoto_rafael
- Archivo del Periódico EL MUNDO
Notas y obras de Rafael DeSoto
- Nace en 1904, Aguadilla
- Sus padres Domingo de Soto (de San German) y Milagros Hernández (Aguadilla), abuelo Don Joaquín de Soto y su bisabuelo paterno vino do Galicia a principios del siglo XIX
- queda huérfano a los once años
- estudia en el Seminario Conciliar de Puerto Rico
- El padre Noell fue una figura clave al percatarse del talento y matricularlo, pagando de su bolsillo las clases con el pintor Díaz Mackenna
- Doña Carmen Gómez Tejera Principal de la escuela superior lo animaba a estudiar pintura
- Se muda a New York a los 19 años a vivir con un tío
- Estudio arquitectura por un año en la Universidad de Columbia
- Se caso dos veces y tuvo 4 hijos con su segunda esposa ( hijos: Rafael, John, Maria y Lisa)
- Tuvo studio de arte en NY al oeste de la calle 63, número 28 y residencia en Patchogue, Long Island
- Trabaja en decenas de publicaciones Pulp y con mas de una decena de editoras de libros.
- En Puerto Rico el historiador Jorge L. Crespo-Armaiz ha hecho algunos posts en facebook destacando su figura y tiene en su colección Revistas Pulp con portadas pintadas por DeSoto. Tiene en agenda realiza un libro «sobre puertorriqueños en la industria del Comics y el “pulp” en EEUU.»
- Realizó portadas para : Detective Book, Five-Novels Monthly, Top-Notch, War Stories, Western Story, Wild West Weekly, Adventure, Argosy, Black Mask, Captain Zero, Crack Detective, Fantastic Novels, 15-Story Detective, Fifteen Western Tales, New Detective, Smashing Detective, Walt Coburn’s Western Magazine
- Algunas portadas de revistas para caballeros, libros de romance, libros de bolsillo y otras lo son: Rumble on the Docks, For Men Only, So dead my love!, The Seducer, True Adventures, The Big Cage, Guy The action magazine, Wait for the Dawn, Secret agent x, Riot night in cedarville, Sail the drk tide, Red lion inn, Stay away, joe, Johnny Bogan, A girl for Danny, Friend or foe, Love me now, Most likely to love, The night thorn, Dime mystery magazine, Drag the dark, Teen-age gangs, Naked in the night, Smithsonian, The judas goat, The big rumble, The Beach House, Pick Up!, Cry murder, So deadly fair, The Violators, Beauty marks the spot, Adventure,the mans magzine of exciting fiction and fact, From the sea and the jungle, Episode of the Wandering Knife,Captain Zero, Famous fantastic mysteries, Fast and Loose, Carnival girl, Another Night, Another Love, Attack the friend.
- Su hijo Rafael indica que su padre mantuvo su acento de Puerto Rico, aunque indica que DeSoto trato de aplacarlo, Rafael indica que sonaba a Ricky Ricardo del sitcom I love Lucy
- Si deseas ver un archivo amplio de la obra de revistas y libros, portadas pintadas por Rafael DeSoto visita la galería de Flicker de Michael Studt
- Galería de imágenes en browser Yandex

Entrevista de G. N. Roso Mora en el periódico El Mundo de 1948.03.28, el escritor fue a la ciudad de New York, conversó con el artista en su estudio y luego en un restaurante sobre su vida, trabajos para revistas y murales. La entrevista se extendió por cuatro páginas del diario.

1948 Titulado Rafael María de Soto, notable muralista boricua, en las imágenes se destacan sus murales.
Rafael Maria de Soto, notable muralista boricua
Había sido aquella una fría mañana de invierno en que nevaba copiosamente, y hube de optar por permanecer en mis habitaciones enfrascado en la lectura de los diarios matutinos. Sonó el timbre del teléfono en mi alcoba, por lo que me apresuré a contestar.
– Sí, señor, servidor de usted, repliqué luego de aplicarme el audífono al oído. Tendré mucho gusto en acceder a sus deseos; salgo para su estudio al punto – dijele al compatriota, después de breves instantes de conversación.
Tomé la guagua roja de Broadway, cerca del hotel en que me hospedaba, y a los pocos minutos llegaba al oeste de la calle 63, en cuyo número 28 tiene su Studio el señor don Rafael María de Soto pintor puertorriqueño quien hacía tiempo que interesaba conocer.
Un viejo condiscípulo suyo, residente en Puerto Rico, me había encargado que le visitara en su nombre. Había yo estado en su Estudio dos días antes, pero no me fué posible verlo por haber salido ya para Patchogue, en Long Island, donde tiene su domicilio. Pude tan sólo dejarle mi tarjeta con nota de súplica para que me llamara a mi hotel.
Acostumbrado yo a toparme con tantos puertorriqueños americanizados, de Ios que se jactan en exteriorizar los modales toscos y bruscos del neoyorquino vulgar y común, me lleve el mayor do los chascos al conocer a quien lleva un cuarto de siglo ausente de su país isleño. Cortés y afable como el que más, el señor De Soto me prodigó toda clase de atenciones mientras platicaba amigablemente conmigo, brindándome la hospitalidad propia de un viejo hidalgo castellano.
Queda su estudio en el noveno y último piso de una casa de oficinas, a poco más de media manzana del Parque Central, entre éste y la gran Broadway, la vía láctea de la urbe neoyorquina. Coge el local toda la planta última del edificio, y se construyó expresamente para estudio de pintura, con enorme tragaluz de grandes paneles de cristal transparente que permiten la entrada de la luz solar aun en los días Invernales más oscuros. Es realmente un oasis de silencio y recogimiento en medio del tumulto y del bullicio de esta gran Babilonia neoyorquina, de esta moderna Babel, heterogénea y cosmopolita donde tantos compatriotas nuestros fracasan y donde tantos compatriotas nuestros triunfan.
—¿De qué pueblo de Puerto Rico es usted? “-interpele al compatriota amigo- ¿acaso es usted de San Juan?- inquirí, esperando su respuesta.
– No señor; yo soy aguadillano, –repuso con indescriptible aire de orgullo. Nací en la Muy Leal Villa de San Carlos en 1904; y soy hijo de don Domingo de Soto y de doña Milagros Hernández, sabanagrandeño él y aguadillana ella.
¿Acaso es usted pariente de…quien también carga su apellido? -inquiri
No, señor; en Puerto Rico hay varías familias apellidadas De Soto, pero no están emparentadas con la mía. Mi bisabuelo paterno vino do Galicia a principios del siglo XIX y se estableció en Sabana Grande, donde casó; y de su matrimonio nació, mi abuelo Don Joaquín de Soto, quien fué el padre de mi padre.
Mire usted me dice mientras saca de un armario unos documentos que me muestra. Esto es el nombramiento de mi bisabuelo gallego como Capitán a Guerra; fue publicado en Puerto Rico por un primo de mi padre, el licenciado Manuel Rodríguez Sorra, en un artículo que escribió sobre la genealogía de nuestra familia.
¿Podría decirme de quién es ese escudo? – le pregunté con curiosidad, al ver una hermosa acuarela que pendía de la pared.
Ese es el blasón de los De Soto gallegos; ese es el escudo que el Rey de Armas le reconoció a un ascendiente colateral mío, de cuyo pergamino lo copié yo en esa acuarela que usted ve.
Después de una breve digresión el señor De Soto me hizo el relato de su vida con lujo de pormenores.
Luego de terminarse mi instrucción elemental en Aguadilla, comenzó diciéndome, ingresó en el Seminario Conciliar de Puerto Rico, donde cursó cuatro años de latinidad y humanidades, Pero no creyéndome llamado para la carrera eclesiástica, abandoné el Seminario y regrese a mi pueblo, donde me matriculé en la Escuela Superior para tomar ciertas asignaturas que no entraban en el curso clásico ya terminado.
-Nunca fui aprovechado en el estudio de las matemáticas, -dijo mientras sonreía, pero a pesar de ello pensé estudiar agricultura. Doña Carmen Gómez Tejera, que era entonces la principal, insistía conmigo para que abandonara la idea y continuará con la pintura También me lo aconsejaba mi viejo maestro el padre Noell, maestro de ayer y amigo de siempre, a quien debo la causa del éxito de mi profesión. Mientras yo estudiaba en el Seminario, siendo él Rector, me matriculó a su costa en las clases de McKenna, pintor español que entonces había en Puerto Rico.
-De manera que… ¿Usted empezó la pintura en Puerto Rico? expresé con sorpresa.
– La empecé y la terminé, pues no he tenido más escuela de pintura que el escaso año de acuarela que estudié allá. Nunca estudié otra cosa, sino acuarela, Después de seis meses de estudio, gané el primer premio de acuarela concedido por el Ateneo en un certamen pictórico que celebró. Recuerdo que la acuarela premiada, que yo había desechado por creerla detestable, me la compró el Presidente del Ateneo por $50.00, precio que él mismo le fijó antes del concurso. Fueron éstos los primeros dólares que yo gané; para mí representaban un enorme capital que ni aun en sueños había tenido.
¿Cómo fué que usted vino a Nueva York, si en su país hubiera podido tener éxito? le pregunté.
– Vine en 1923 para estudiar arquitectura, a pesar de lo que en contrario me aconsejaban, con sobrada razón, mis maestros puertorriqueños de quienes le hablé antes. Me matriculé en la Universidad de Columbia donde estudié arquitectura por espacio de un año. Aprobé todos mis cursos con notas pasables, pero tuve dificultad. Entonces comprendí que mis consejeros de Puerto Rico tenían razón, y opté por dedicarme a la pintura al óleo.
Permítame una pregunta, me aventuré a interrumpir. Usted dijo hace un momento que sólo había estudiado acuarela, ¿cómo pudo dedicarse a la pintura al óleo?
Ratifico lo que le informe, replicó al punto, pues no he tenido más escuela de pintura que las clases de acuarela que McKenna me dió en San Juan. Luego que abandone la Universidad, mi problema dejó de ser académico y se convirtió en económico. Y era preciso resolver mi problema; por lo que empecé a buscar un empleo.
¿Cono se las arregló usted? Inquirí con curiosidad mientras el señor De Soto reía, más que sonreía.
Verá usted, – – repuso en tono jovial. Pensó que pintor en español se traducía por painter en inglés. Compré el diario donde leí entre los clasificados, que se necesitaba un painter en determinado sitio. Acudí al lugar llevando en mi maletín algunos dibujos a lápiz, más unas acuarelas malas y unos óleos peores. Poro me encontré que lo que solicitaban ora un painter o Pintor de brocha gorda para barnizar unos pisos. Como la necesidad era para mí apremiante, acepté pretextando experiencia Me puse unos overalls, cogí la brocha y doblé el lomo al trabajo…
-Cuánto tiempo estuvo usted en este empleo? -le pregunté con emoción de lástima y asombro.
Hasta el mediodía replicó el señor De Soto entre carcajadas incontenibles .Cuando llegó la hora del lunch, al verme entre aquellas gentes vulgares y reflexionar que eran mis compañeros, me esfumé como alma que lleva el diablo. Ni siquiera cobré lo que me pudiera tocar, a pesar do lo mucho que me remediaria.
– Y después…?
Después acepté un trabajo por $35.00 semanales pintando posters, o cartelones en que se anunciaban las próximas cintas cinematográficas. Recuerdo, que en una ocasión pinte una cara enorme de Harold Lloyd en que cada ojo media un pie de alto y la colocaron frente al Teatro Paramount.
A selection of pulp covers, paintings, and book covers by Rafael DeDoto, from 1931-1995. by youtuber Terry
¿Duró mucho en este empleo? pregunté luego.
Verá usted; al principio había poco trabajo, poro luego aumentó, hasta el punto de tener yo que pedir un auxiliar. Vino uno muy poco entendido, a quien yo tenía que dirigir aun en lo más insignificante. Nunca creí que ganara Igual que yo porque a más de ser mi subalterno, era un verdadero morón. Por curiosidad le pregunté un día cuánto ganaba, y me informó que $60.00 semanales, $25.00 más que yo, que era su Jefe,
¿Cómo reaccionó usted? Pregunte sorprendido
Cuando oí aquello se me cayó el pincel de la mano (no le exagero) pues no podía dar crédito a lo que oía. Pero se apresuró a afirmarme que aquello se debía a que él estaba afiliado a la unión. Traté de unionarme y no me fue posible, pues me exigían $300.00 de Ingreso, y no los tenía. Pedí entonces un aumento hasta $70.00 semanales y el patrono me contestó con una carcajada, por lo cual opté por marcharme. Quedó mi auxiliar de jefe, pero no me dejó en paz por buen tiempo. Constantemente me telefoneaba y me visitaba, proponiendo darme parte de sus ganancias, mas todo fue inutil.
—¿Cuál fue su próxima experiencia? Inquirí luego de celebrar la convicidad del relato.
Luego encontré un empleo bueno; trabajaba en mi propia casa diseñando originales para etiquetas de bebidas de soft drinks (coca cola, cream soda, etc). Esto ocurrió en mi tercer año de estar en Nueva York y nunca me bajó la semana de $80.00. Esta experiencia carece de aspecto cómico pero tuvo su lado trágico para la firma. En cierta ocasión escribí mal la palabra zarzaparrilla, y nadie lo noto hasta después de haberse impreso miles de etiquetas. Esto le costó una fortuna a la Casa, pues hubo que destruir todo lo hecho, Creí que peligraba mi colocación e intente adelantarme, no sin antes expresar mi sentir por el error, aunque no se había recriminado. Lejos de permitirlo, me volvieron a encomendar la misma etiqueta, como prueba de confianza. Desde entonces opté por llevar un diccionario de bolsillo.
¿Qué tiempo estuvo en esto?
-Hice este trabajo por poco más de un año, pero no me satisfizo por encontrarlo muy monótono. Lo abandoné luego de ofrecerseme. me un buen aumento si permanecía. Quise dedicarme entonces a lo que en Inglés se llama fine art, que sigue siendo todavía mi vocación. por ser lo que más me seduce de las Bellas Artes; pero vi que no era función lucrativa ni aun para subsistir malamente. Opté por dedicarme al arte comercial, y a él dirigí mis pasos.
-Sometí un diseño de portada para el Western Stories Magazine sin tener la menor experiencia en óleo y desconociendo, en absoluto, todo lo referente al cowboy. Cuando el patrono vió mi diseño, noté que se sonreía bondadosamente mientras exclamaba: «This Is the i most Porto Rican cowboy I’ve ever seen!» Pero aprobó la técnica del diseño, no tanto en acto como en potencia, y me animó a estudiar la vida y costumbres del vaquero del oeste.
—¿Lo hizo usted? —Inquirí. –
Pasé entonces una larga temporada metido en la New York Public Library estudiando vaquerología, como yo lo llamo jocosamente. Me pasaba de claro en claro, como Don Quijote; sólo que en vez de libros de caballería yo los estudiaba de vaquería. A manera que estudiaba al cowboy comprendía que conocerlo era más difícil que diseñarlo; pera logré ambas cosas,
-Jamás he visto un cowboy en toda mi vida, agregó luego el señor De Soto, – pero los he pintado por más de cinco años, Y ¡ siempre con suerte y con éxito, como lo probó en todo tiempo la demanda. Mire usted a todos los rincones de mi Estudio y verá que tengo de todo cuanto atañe a los cowboys. Sólo me faltaba un caballo, pero usaba éste de madera que usted ve aquí. En él se sentaba el modelo, ataviado con toda la indumentaria de un cowboy.
Solo cinco años…? . ”
Poco más, porque me hastío el trabajo en demasía. Pasé entonces a ilustrar historietas de detectives. Leia primero el texto y luego diseñaba sus escenas y los pasajes más hinchados de emoción. Me quedé sorprendido al ver lo bien que se pagaban estas ilustraciones en comparación con las obras de pintura artística (fine art) que yo había hecho y vendido.
¿Usted pintó cuadros? – Inquirí
Por temporadas, y fué cuando menores ganancias he tenido. En una ocasión, les pinté a un millonario y a su esposa dos retratos al óleo (portraits), y sólo me pagaron mil dólares, que era mucho. Hubiera yo ganado tres veces más, de seguro, si hubiese dedicado igual tiempo al arte comercial ilustrando historietas de detectives
¿Cuáles son los gastos mayores que acarrea aquí la pintura? pregunte con interés,
– Contestó con una palabra: el servicio prestado por los modelos.Cuando yo empecé, cualquier modelo, cobraba no menos de $10.00 por hora; hoy cobran mucho más. Decidí entonces usar la cámara fotográfica. Hacía posar al modelo, con la indumentaria y en la posición conveniente, pasando luego la escena fotográfica al lienzo. Luego creí que esto me hacía pintar muy fotográficamente, perdiendo la espontaneidad de la pintura. Contra el sentir de modelos y artistas, pero nunca de los patronos, pase por un ciclo de experimentación durante dos o tres años. Hasta que empecé a notar que yo estaba desarrollando un estilo propio, que satisfacía la demanda.
¿Lo hacen hoy los demás?-pregunté.
Nadie había hecho esto antes, agregó,-pues es una idea original mía, y que encontró la oposición de mis compañeros. Estos averiguaron el secreto de mi éxito, y hoy ejecutan esta práctica quienes ayer la censuraron. Desde luego que esto no es recomendable en el arte puro, propiamente dicho, sino en el arte comercial para colmo de la demanda.
Luego me muestra el señor De Soto muchas de sus portadas e ilustraciones interiores publicadas en “liberty” “Argossy”, “The American Week”, “McCall’s”, “American Weekly”, “True Story Magazine, “Life”, más en muchas otras revistas. Nunca firma sus trabajos, a no ser que el patrono se lo exija. Solo firma sus producciones de arte puro, para las que siente una profunda vocación; pero las circunstancias del medio no le permiten satisfacer la demanda de su espíritu artístico. Como hombre profundamente religioso, puertorriqueño hasta los tuétanos, su ideal único es poderse independizar económicamente para regresar a Puerto Rico y dedicar el resto de su vida a la pintura religiosa e histórica.
Desearía ver algo de lo que usted ha producido en el campo de las Bellas Artes, -dijele movido por el entusiasmo que no puede ocultar, cuando habla del arte puro.
-Con su pregunta me eleva usted a la altura en que desearía volar mi espíritu de artista, desprendido de las mezquindades a que nos compele este cotidiano afán por la existencia. Poco es lo que he hecho en este campo de mi innata vocación. Todavía pueden verse algunas de las acuarelas pintadas en mi muchachez, y aún oleos. Recuerdo que en mi última visita a Puerto Rico, al visitar la pinacoteca del Seminario Conciliar, donde pasé los mejores años de mi vida, el Rector me mostró un óleo del señor obispo Jones, pintado por mi cuando solo contaba con catorce años. Luego de adulto, y con más serias responsabilidades, he tenido que acallar mi vocación congénita para acatar los imperativos de la vida.
Burle estos mandatos en una ocasión que me produjo aplausos de la crítica y merma de la bolsa, agregó un tanto decepcionado.
Fue cuando en 1935 sometí mis diseños en miniatura al concurso pictórico celebrado por el “Westchester Medical Center” en la ciudad de Tuckahoe, en el estado de Nueva York, para los tres frescos que allí pinte. Hubo 17 concurrentes al certamen, y solo mis diseños tuvieron la aceptación unánime del tribunal.
Siento no tener aquí la fotografía de The Lens of Life, uno de estos tres frescos. Tengo en mi casa las miniaturas en colores, así como muchas de las fotografías que publicaron los periódicos, con juicios de críticos autorizados. Cuento en mi casa con mucho más de lo que usted ve aquí. Cuando construí mi residencia en Patchogue, una urbanización exclusiva de Long Island, le hice un magnífico Studio con tragaluz, cuarto oscuro, etc; pero sostengo este otro estudio en la ciudad para mis conexiones comerciales.
Pinto usted estos frescos aquí o en Patchogue, para luego llevarlos a Tuckahoe?-pregunte
Usted incurre en el error de muchos, que confunden los frescos y murales. Todos los frescos son murales, pero no todos los murales son frescos. Mis murales están pintados al fresco, no sobre lienzos fijados luego al muro. El fresco se pinta en el mismo empañetado, mientras este aún está húmedo. Solo se empañeta la parte que inmediatamente se va a pintar, pintándose así el todo por secciones. Como usted sabe, este es un proceso muy antiguo, pero lo quise revivir.
La lente de la vida es el fresco que más me gusta. Representa al hombre mirando por el cristal microscopio, animado por la figura de una simbólica mujer que con un libro abierto representa la ciencia (bacteriologia), la cual ha hecho que el hombre busque lo infinitamente pequeño (bacterias o microbios) rodeado por los tres elementos de aire, fuego y agua.
En una sección del fresco aparece representada la fecundidad y origen de la vida, explicado simbólicamente en la relación del ciclo lunar con el cielo de la menstruación en la mujer. Figura en un semicirculo una inscripción que reza “science is curiosity well directed and spurs man to delve through space and through the infinitely small to gain freedom from suffering and to enhance the case of physical existence”
Este otro fresco de la escalera-dicenos mostrando una fotografía de The Pageant and Medicine-versa sobre la historia de la medicina. Lo diseñe aprovechando el panel ascendente del muro junto a la escalera para trazar el desarrollo progresivo de la medicina desde su etapa más remota.
Empieza con el vudú o curandero hechicero de la tribu, pasa luego a los antiguos con sus leyes documentarias y herencia médica. Esta era la moneda que con solo tocarle curaba, y esta la serpiente sagrada que se ha eternizado en el caduceo, símbolo actual de la medicina. Después de esta larga etapa de superstición antigua vino Hipócrates, quien es el primer médico que reconoce la historia científica, Surgió luego el barbero médico cuyo poste cilíndrico, con franjas rojas y blancas que simbolizan sangre y vendajes, ha llegado a nuestros peluqueros hodiernos. Vesalio viene después con el descubrimiento de la anatomía y Harvey con el de la circulación de la sangre, Luego vino el microscopio y después las tenazas de parteras para la extracción cesárea. Pasteur viene más tarde, echando por la tierra con las bacterias el mito de la generación espontánea. Síguele después los descubrimientos de los rayos X y de la anestesia para la cirugía, más el del suero extraído del caballo y de la vaca. Esta enorme matrona simbólica dando las espaldas a la superstición, representa a la Ciencia en su marcha progresiva, sosteniendo minerales en su mano y abrazando monos y conejos para sus experimentos, más plantas digitales para estimular el corazón. Finalmente, aquí, en el peldaño mas alto de la escala ascendida, simbolizando a la medicina que esta aun en su infancia, y atendiendo el reclamo de la Ciencia que con su diestra extendida le señala el derrotero, aparece la figura de un nino con los brazos abiertos “holding forever the expectation of new truths”.
—Este otro fresco muestra a la Medicina representada por el Médico entre cuantos componen la humanidad doliente. Vea usted que aquí están todas las razas humanas, todas las religiones, todas las esferas sociales, todos los grupos políticos, todas las clases económicas, todas las profesiones y oficios.
Todos acuden al Médico en busca de cura o de alivio. Tome para modelo del Médico a mi amigo el doctor López, quien sostiene en sus brazos a su hija Andrea, hoy difunta; y para modelo de enfermera a la señora madre de mi amigo médico.
—Figuran a los pies del Médico el blanco y el negro, y más arriba el judío; las tres razas predominantes en este pais. Este otro grupo es una antítesis que representa a la prostituta cubriéndose el rostro con la mano y dando las espaldas al obispo (Cannon, protestante), a la monja y al sacerdote representado este por el padre Coughlin, que era entonces el clérigo más popular. Este que se inclina sobre una muleta era el portero del hospital, y este de arriba era un policía del vecindario. Gandhi representa una raza y un ideal, Setinmetz la ciencia y estudio y el agricultor el trabajo y la fuente de la riqueza.
Al otro lado aparece Dillinger, el enemigo público numero uno en aquel tiempo, Junto al minero que representa el trabajo, puede usted ver a Morgan que encarna el capital; y junto a la madre joven que sostiene a su infante en los brazos, puede ver oculta a una anciana demente que se sostiene de un palo con una mano huesosa. E inclina sobre la otra su cabeza desgreñada. Los demás personajes le son a usted conocidos: Mark Twain, el rey Jorge V de Inglaterra, Hindenburg, Mussolini, Lindbergh, todos personajes de relieve mundial para la época en que pinte el cuadro. Finalmente, este que aparece aquí, pensativo y con la cabeza entres sus manos, es este servidor que habla con usted.
Mientras yo miraba las fotografías que el señor De Soto me iba explicando, no pude menos que extasiarme ante la contemplación de su obra. Nuestro compatriota es mucho más que un diseñador de revistas de vaqueros, más que un ilustrador de historietas detectivescas. Muy por encima de todo esto, el señor De Soto es un artista consumado, dentro del concepto más estricto del arte puro. Que sepamos, ningún otro puertoqueño ha pintado murales a| fresco, ni en Puerto Rico ni fuera de su país; Cabe esta gloria al señor De Soto, primer fresquista en nuestra historia pictórica.
No se marche todavía, – díjome al ver que me colocaba la bufanda y me ponía el abrigo para abandonar su estudio. – Acompáñeme y almorzamos juntos.
Ambos tomamos el descensor y salimos a la calle. Había cesado de nevar, pero aún hacía frío. Subí con él a su automóvil y llegamos en breves instantes at Mike’s, lujoso restaurante neoyorquino
– Lo imagino a usted muy ocupado siempre, —dijele, ya de sobremesa, – por lo que le agradezco el tiempo que me ha dispensado en el día de hoy.
Para mí es un placer compartir con cualquier paisano, —me contestó con suma afabilidad. — Yo siempre saco tiempo para todo; conque saco tiempo aun para dar clases.
¿Usted también enseña, como parte de su programa profesional?– interrogué curiosamente.
—Nunca por lucro, y siempre por el deseo de ayudar a otros, — me dijo. — Jamás he ganado un centavo enseñando, y han sido ya muchos mis discípulos, a quienes luego les busco y encuentro empleo. Basta que alguien tenga aficiones artísticas, para que le ayude a levantarse, Esta mañana precisamente, antes de usted llegar, estuvo a consultarme una muchacha italiana a quien yo le enseñé. Cuando la conocí, hace relativamente poco, ganaba escasamente para sostener a su pobre madre y a dos tías ancianas; pero hoy gana $75.00 semanales, y gana poco porque está empezando.
—¿Recibe usted muchas visitas de puertorriqueños? – le interrogué con un tanto de aparente impertinencia.— Le pregunto esto porque nadie me ha hablado de usted en Puerto Rico, fuera del amigo que me encargó visitarlo.
—Sólo vienen mis familiares, más alguno que otro, —me contestó.— Todos mis amigos puertorriqueños residen aquí, y aunque vivimos muy dispersos, siempre nos vemos en ocasiones. Allá tengo muchos condiscípulos del Seminario, algunos de ellos sacerdotes, con quienes me vi la vez que estuve en Puerto Rico hace poco más de un año.
—¿Abriga usted algún proyecto de producir algo para Puerto Rico en el campo de la pintura? —le pregunté.
—A propósito de esto y aquello, — me contestó al punto.— Cuando el verano pasado me visitó un antiguo condiscípulo, quien se dedica a estudios de research en la Universidad, hablamos extensamente sobre las Ilustraciones de una Historia de Puerto Rico que tiene en proyecto publicar. Pasó con nosotros una corta temporada en Patchogue, y con su ayuda asdocé algunas escenas históricas.
—¿Podríamos volver a su estudio para verlas? —Insistí con verdadero Interés,
Sería Inútil porque no las tengo aquí; están en mi casa, en Patchogue, Son unos trazos hechos a lápiz; ni siquiera pueden llamarse ; bocetos, porque para ello se necesitarian los servicios de modelos con la indumentaria apropiada. Aquí hay casas que alquilan toda clase de vestimenta, de cualquier época y de cualquier nacionalidad, y publican catálogos que distribuyen entre los artistas.
—¿Qué temas históricos escogió? —le pregunté.
—Son tres las escenas históricas que tracé ligeramente a lápiz. Una representa el traslado de la ciudad de Caparra a la isleta que ocupa hoy San Juan, nuestra actual ciudad. Otra muestra al obispo puertorriqueño Arizmendi socorriendo a los menesterosos de San Juan con el producto de los cestos que él mismo hacía y vendía. Y la otra es una escena de la abolición, en que aparecen los esclavos despidiéndose de sus amos. Este último esbozo no me satisface, por lo que pienso variar la escena. Para su terminación tendré que ir en persona a Harlem con el fin de seleccionar par modelos a negros puertorriqueños puros que tanto diferencian del negro de aquí.
Se me ocurre que es usted la persona llamada para pintar los murales históricos en el Capitolio de Puerto Rico, -exprese-, hay cuatro paneles, dispuestos por el arquitecto, para cuatro murales grandes.
Nuestro compatriota se quedó pensativo un momento, con la mirada baja y fija sobre la mesa, mientras daba vueltas al cigarrillo en el borde del cenicero.
-En ese ocaso, -prorrumpió interrumpiendo el silencio-, lo más acertado sería pintar en cada uno de los cuatro paneles el acontecimiento más sobresaliente de cada uno de nuestros cuatro siglos de historia.
¿Dejaría usted fuera al siglo xx? -le pregunté riendo
Con todas mis ansias-replicó un tanto serio-ningún fasto de este siglo nos honra, porque todo nos sonroja. Contamos con un pasado glorioso y es menester eternizarlo en las Letras y en las Artes para que el llegue a nuestros nietos con la misma pureza que nos lo legaron nuestros abuelos.
Tiene usted razón- dijele mientras nos estrechamos las manos para despedirnos. Ese es el pecado mortal de Puerto Rico que no quiere caminar con cara al sol del ayer, puesta siempre la faz hacia el pasado.
Y no debemos tornar las espaldas a nuestro pretérito docente como una carga inutil-agrego-porque entonces habremos de vislumbrar el futuro con un encogimiento de hombros.
Se pueden incluir imágenes de perfiles en Facebook, la red y otros medios. son utilizadas para ampliar la experiencia del lector. Javier Martínez es artista multidisciplinario de Puerto Rico